En el colegio, nunca fui un buen estudiante, en realidad solo atendía aquello que me parecía útil o interesante, por ejemplo el vuelo de una mosca, las nubes en el horizonte a través de la ventana… A los 16 años, con poco interés por el mundo; observando la sociedad con algo de curiosidad y mucha decepción, pues no entendía el por qué de las guerras, el hambre, la violencia, tampoco me suscitaba ningún aliciente mirar mi entorno mas cercano; familia, vecinos, profesores… los veía estresados y aburridos. Así, una tarde de septiembre, me fui a una colina cercana, quería saber si todo este circo tenia algún sentido o propósito.
Esa tarde, mirando hacia la inmensidad del cielo me preguntaba quién había creado todo eso. Quería saber si existía Dios… Con esas cuestiones, estuve transitando un sendero, hasta que se hizo de noche. Durante todo el tiempo estuve pidiendo, casi voceando, que, si existía Dios me diera una señal… Entonces, después de un largo rato, cuando estaba a punto de desistir, lo cual significaba que iba a dejar el mundo; escaparme de casa y viajar lejos, incluso permitiendo la idea del suicidio. Entonces, justo cuando dije: aquí no hay nada desisto, tuve una revelación! Fue una experiencia sencilla y profunda…
El día siguiente lo recuerdo como el mas feliz de mi vida, había una luz en todas las cosas y seres…
Desde ese día nunca he dudado de la existencia de una Fuente inteligente y amorosa. Que la muerte no es posible pues nuestra naturaleza verdadera, nada tiene que ver con lo físico.
Desde entonces estoy dedicado en la indagación del discernimiento interior. Y en ese movimiento,compartiendo mi vivencia.